11 octubre de 2017 a las 12:49 pm
El miedo al dentista es un hecho más común de lo que parece. Son muchas las personas que llevan años sin pisar un consultorio dental, pues solo pensarlo les genera ansiedad.
Pero, ¿qué es lo que genera ese miedo al dentista? Entre las causas principales está el miedo al dolor, reforzado por malas experiencias anteriores, especialmente de niños. También los pinchazos de la anestesia; en otros el hecho de la postura incómoda, del ruido de los aparatos que se introducen en boca; también la incertidumbre ante lo que le van a hacer, etc. Los mismos dentistas deben estar entrenados para enfrentar estos miedos de los pacientes pero, ¿Qué pueden hacer los propios pacientes para evitarlo? Aquí tenemos algunas recomendaciones:
Antes de ir
· Identificar la razón del miedo: es importante reflexionar sobre las causas del propio miedo al dentista y analizarlas con tranquilidad.
· Información: muchas veces, el ir a una clínica dental y solicitar información puede ayudar a resolver dudas. También permite conocer el lugar al que se puede ir y ver cómo los pacientes que salen del consultorio lo hacen con tranquilidad.
· Buscar un dentista o una clínica de confianza: pueden buscar recomendaciones de alguno y que te cuenten su experiencia.
· Prepararse mentalmente: una vez tomada la decisión, hay que evitar cualquier foco de ansiedad o estrés. Lo mejor es salir, dar un paseo, hablar con amigos…
· Pedir a un amigo o familiar que te acompañe: el ir acompañado refuerza la decisión de ir al dentista y facilita la distracción durante la espera.
· La primera visita: la primera consulta del odontólogo suele ser una revisión de la que saldrá un plan de tratamiento, por lo que no suele haber ni pinchazos, ni actos dolorosos. Sin embargo, antes de ir conviene definir todo lo que se desea preguntar.
En la Consulta
· Decirlo al llegar a la consulta: no hay que sentir vergüenza por sentir miedo al dentista
· Mientras se espera: lo mejor es abstraerse. Si se va acompañado la conversación permitirá distraerse y no pensar en lo que está por venir. Si se va solo, lo mejor es trata de distraerse leyendo, escuchando música, haciendo crucigramas.
· Hablar con el dentista: es importante hablar con el odontólogo, pues es el más interesado en que los pacientes superen el miedo. Él sabe cómo tranquilizarlos.
· Antes de salir, más información: Es el momento de renovar todas las preguntas sobre los procedimientos que se deben realizar. Si el miedo es al dolor, hay que preguntar por medios anestésicos. Si el miedo es al costo económico, habrá que preguntar por posibles
ofertas, formas de pago, etc. Es importante salir de la consulta con todas las dudas resueltas.
Es normal que el miedo al dentista perdure después de la primera consulta, especialmente si se tiene en cuenta el plan de tratamiento (curetaje, extracciones, ortodoncia, etc.) que exigirá sucesivas visitas. A partir de ahora la información es importante. Pero con una perspectiva diferente. Más que cómo se hace, si puede doler o no, hay que procurar pensar en el beneficio que se va a obtener del tratamiento: una buena salud bucodental, menos problemas a medio y largo plazo, incluso menos visitas al dentista, salvo las señaladas para revisiones y limpieza dental.
Dra. Martha Luna.